“EL PERRO DEL TALLER” miedo JUANJO GARCÍA

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Hoy os voy a hablar de unos personajes del mi de las fallas que posiblemente no se les doy la relevància y atención que se merecen.

Dentro de la clàsica y única infraestructura de un taller de fallas, hay un elemento imprescindible y fiel acompañando de las horas de solitut del artista fallero en el trabajo.

Me refereixc al perrito ò el perro del taller.

Animal que aunque al principio puede hacer alguna derrota en sus años de niñez, cuando ya té una edad, se respectuos y actúa con una cura increíble ante las delicadas piezas entre las que anda, corre, juega y vive.

Hay una memoria nombres ilustres de perros, que van asociados a los nombres de los talleres, perros que forman parte de la familia artesana y por que no decirlo, de lo historia de las fallas.

Simba, un perro de grande tamany, que todo el que tenía de grandot, el tenía de “bonachón”, como suele pasar en los humanos.

Con un recibimiento lleno de aprecio, se envolvía por las piernas no parando hasta que no le días algo, le hacías alguna caricia reafirmando así lo carinyo que le teníes que estoy seguro no se ni la mitad del que él te profesaba.

Era el perro del taller de Manolo Guitarte y a veces trabajando, no dudaba poner su grande pero amable pata encima del caviró que estabas intentando poner a su lugar para clavarlo.

Al taller del recordado José Ballester, otro perrito.

Mi padre y yo le decimos “Pedreta”, perque en el momento te veía, se afanyaba al buscar una piedra, portarte-la y dejarla depositada en tus pies por lo tanto de que se la echaste y poder jugar un poco entre corridas y revolcons.

Si por él hubiera sentado, ese juego podría durar horas.

No era un perro estéticamente agraciado, pero si era tremendamente agraciado por su amabilidad.

Otros perros, tienen diferentes formas de buscar la complicidad contigo, pero él siempre era hacerse querer con una piedra de regalo que te daba con todo lo coro.

Uno de los clàsics en la ciudad fallera, era “Whisky”, también pequeño de tamany, pero que aunque te viera acaminar por la otra acera, no dubtaba nunca atravesar la calle para que le hicieras unas carantonyes y tuviste unas palabras con él.

Su nombre le venía dado por el color del suyo por el.

Era el perrito del taller del recordado y anyorat Manolo Algarra, perro totalmente integrado en la familia fallera, tanto se así, que la felicitación de Navidad del taller, que normalmente era una foto todos juntos vestidos al os del tema que marcaba la falla de ese año, Whisky allí estaba presente de forma solemne y testimonial.

En el taller de Pepe Espinosa, Corcho, un perro de grande tamany.

El nombre de Corcho, no hacía juego con su apariència, donçs era un perro fuerte, de aspecto fiero, de esos que aunque lo conozcas, cuando venía de cara impresionaba su semblante.

Por aixó, lo de Corcho no pegaba con él, donçs era una máquina de hombros atlétics que inspira va de todo menos feblessa como el corcho.

También hay que decir, que cuando rebía el saludo correspondiente, ya te dejaba y volvía a su lugar de traball, que era la puerta para asustar a quién no era digno de entrar al taller.

Xamberga, era un perro que como la xamberga, era mezcla de razas, siempre fiel, siempre junto al pintor del taller, como queriendo indicarle qué pincellades eran las precisas y acertadas.

Los hermanos Monleón, grandes carpinteros y artistas, teníen al inolvidable Fiera.

Era grandot, y de aspecto agresivo, pero cuando se acercaba y te miraba, teníes claro que el que volía era jugar y que le pegaste cuatro refregons.

En ese precis momento, una vez te había dado la mi todo correcto, se tumbaba a lo llarc y patas hacia arriba, esperando la recompensa de cosquillas y caricies que como se llógic era dificil no donarli-las.

Cuando no lo hacías, te cogía la mi con su tremenda bocaça y la ponía cerca de su panza para que supiste el que él volía decirte, que era que tuviste unos momentos dedicados a él.

Nosotros, mi padre y yo, también varem tener nuestro particular guardian al taller.

Era perro ratonero valenciano y no vivía al taller, si no que iba con nosotros a casa cuando acababa la jornada y cuando estaba al taller se colocava a la puerta, a poder ser al solito, sobre una manteta para vigilar lo mes cómode posible.

Su nombre es Nano

Lo pusimos ese nombre lo día en que nos lo dieron. Era tan pequeño, que para que no sufriera frío, lo llevaba dentro de bolsillo del mono de traball del taller.

De caracrer apacible, pero muy escandaloso.

Cuando alguien se acercaba a la puerta, aunque estuviera a la otra pat del taller, eixía como un cohet para imponer su autoridad.

Nano, venía del taller de la familia Gimeno, de los hermanos Gimeno, Pepe y Voro que teníen un perrito a la serrería con el precis y acertado nombre de Burumballa, y una perrita, Perleta, perque era pequeña, remujercita y amable, toda una dama y madre del nuestro e inolvidable Nano.

Puede ser pasan inadvertidos, pero en los talleres y en la memoria de los mismos, siempre está la presencia de estos inolvidables compañeros, de los cuales yo particularmente, me siente orgulloso de haberlos conocido y que muchos de ellos tuvieron a be, hacerme el honor y el privilegio de considerarme su amigo.

Juanjo García, os queda agradecido.