Jorge Guarro, una década como Vicepresidente de JCF

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Jorque Guarro es Jefe de Promoción de la Agencia Valenciana de Turismo y Vicepresidente de Junta Central Fallera de Promoción Exterior, Informática, Documentación, Publicaciones e Investigación y Medios de Comunicación.

Fallero de toda la vida, ha pasado por diferentes comisiones de falla desde su infancia en Albacete – Marvá, hasta que en su adolescencia por motivos de amistad pasó por la comisión de Convento de Jerusalén y por la Ferroviaria hasta que en el 1993 se apuntó a la que en la actualidad es su comisión, la Falla Fernando Católico – Erudito Orellana.

Su pasión por las fallas le nace, auque sus padres en la actualidad son falleros, cuando lo apuntaron le gustaban las fallas, pero no eran falleros activos.

Jorge se considera monumentalista, recuerda que cada año esperaba con mucha ilusión que saliera la revista «El cohet» y cada mes de marzo salía a ver cuantas más fallas mejor e incluso se apuntaba todas las que había visto.

La pasión que sientes por la falla como monumento, ¿te lleva a recordar alguna falla en especial?

Recuerdo muchas fallas como la «Estatua de la Libertad» de Vicente Luna en la Plaza del Ayuntamiento o la de Julián Puche en la plaza de Na Jordana, «Festes i Tradicions».

También tengo muchos recuerdos de las fallas infantiles de Canet en Espartero, un fenómeno de los números uno.

¿Y algún artista que le guste de aquella época?

Julián Puche, el padre del actual Puche, y por supuesto Vicente Luna. En la actualidad soy fan de los hermanos Santaeulalia, aunque ya me gustaba el trabajo de padre.

«La verdad es que me enamoraban, me encanta el arte y de hecho recuerdo mucho más los monumentos de los 70 y los 80 que las actuales»

¿Cuándo eras joven esperabas algún día llegar al cargo que en la actualidad ocupas en Junta Central Fallera?

Para nada, al contrario. El caso es que tengo muchos recuerdos de cuando era pequeño porque soy un coleccionista de cosas falleras y acudía a la Llonjeta en busca de programas y diversas publicaciones para guardar. Lo que no me imaginaba es que en el año 1992 entraría como Asesor jurídico de la Delegación de Incidencias y ni mucho menos, que llegaría a ser Vicepresidente de Junta Central Fallera diez años que llevo ya.

A lo largo de tu trayectoria fallera, ¿por qué cargos has pasado?

Pues he sido presidente de mi falla y secretario de la Agrupación de Fallas Botànic. Soy fallero activo aunque en mi falla me echan de menos porque no voy tanto como me gustaría. Es más, hay dos actos a los que nunca falto en mi falla: la cena de la plantà y la ofrenda, siempre y cuando mis obligaciones como vicepresidente de Junta me lo permitan.

Llegas a Junta Central Fallera hace más de una década, ¿de manos de…?

Como Vicepresidente gracias a Félix Crespo, pero yo entro como Asesor Jurídico en el año 1992 estando Vicente González Lizondo como concejal de Fiestas.

Debo ser de los más jóvenes de Junta con más años en Junta ya que he visto pasar hasta cinco presidentes por el cargo: González Lizondo, Santiago Cerviño, Alfonso Grau, Félix Crespo y Paco Lledó.

Puedo decir que conozco bastante bien la casa grande de los falleros porque estuve en Incidencias, he llevado Cultura, Deportes, Promoción Exterior, Medios, Informática, Archivo… Me falta pasar por Secretaría, Relaciones Públicas, Infantiles o Festejos.

Debe ser complicado mantenerse con los cambios de concejales cada cierto tiempo.

La verdad es que sí, además es algo que me apasionaba. De hecho, al principio creíamos que con los cambios de concejal pasaríamos desapercibidos porque muchos no sabían ni que existíamos al ser la Delegación de Incidencias la menos visible. A pesar de ser una delegación discreta lleva aparejada una gran cantidad de trabajo.

«Hacer tu trabajo bien y lo más discretamente posible es lo que hace que te mantengas»

Yo siempre digo que un vicepresidente es como un director de orquesta, por muy bueno que sea si no tiene un buen equipo que toque, el director no hace nada.

¿Es complicado compaginar vida personal con dedicación fallera?

Son muchas horas y mucha dedicación. O tienes esa pasión necesaria o una persona no aguanta porque en ocasiones tienes que abandonar tu círculo de amigos o declinar invitaciones para asistir a actos falleros.

Los que no conocen la fiesta o no la entienden, difícilmente entienden que una persona decida sacrificar su vida personal por su pasión fallera.

Si tuvieras que quedarte con una de las Falleras Mayores de Valencia que han compartido su reinado contigo, ¿con quién te quedarías?

¡Puf! Yo con todas. Considero que he sido amigo de todas, con algunas tienes más relación por otros motivos e incluso aunque no hayan coincido en el tiempo conmigo; por ejemplo con Marta Querol tengo una buenísima relación porque fuimos compañeros de Máster, con Mª José Herrero porque es de mi sector, con Begoña de la Concepción porque coincidimos como vicepresidentes, etc. Todas tienen su encanto.

¿A lo largo de esta década habrás acumulado alguna que otra anécdota?

Tengo muchas y algunas sólo podré contarlas cuando deje de ser vicepresidente… (risas). Recuerdo una que ocurrió en Teatro, estábamos a punto de dar el fallo del jurado cuando nos dimos cuenta, por casualidad, que habían transcrito los resultados a la inversa. De esto hace ya muchos años, por suerte no se enteró nadie y nos libramos de la “gran cagada” en la Gala de la Cultura de la que yo en ese momento era el responsable.

¿Crees que hay una gran labor que pasa desapercibida por parte de los falleros y público en general?

Efectivamente, hay un trabajo que el público no ve ni agradece. Si el acto sale bien no pasa nada, pero si algo sale mal los de Junta son unos «ceporros». Por eso decía antes que es muy importante rodearte de un buen equipo de trabajo.

«Para problema serio el de la Falla Azcárraga»

¿Podemos decir que a Lledó le ha tocado capear los tiempos difíciles con la subida del IVA o un intento de cambio de festividad de San José?

La situación es global, los recortes no sólo afectan a las Fallas. El cambio de fecha o un problema que muchos falleros todavía no se han parado a pensar como es el juicio al expresidentes de la Falla Azcárraga, un veredicto que podría tener muchas consecuencias tanto para los presidentes de falla como para los falleros.

Es un problema no sólo para el presidente sino que se ha pedido el censo de los falleros de aquel año, para que todos los falleros respondan con sus bienes, y esto puede tener unas consecuencias de tal magnitud… como que nadie quiera ser fallero o simplemente llegue a ser falllero de honor, pagar el ramo para pasar por la ofrenda pero que su nombre no quede reflejado en ninguna lista como miembro de una comisión.

Es un tema que no afecta directamente a Junta Central Fallera pero podría tener trascendencia.

De los problemas que comentamos el cambio de fecha es el menor porque la fiesta evoluciona. Yo creo que lo que nos molesta es que nos impongan algo, pero bueno ya sabemos que para el 2013 no se va a cambiar.

«Posiblemente sea la propia idiosincrasia del fallero la que detenga la evolución»

¿La fiesta debe evolucionar?

Yo creo que sí. Lo que pasa es que los falleros somos bastante «reacios» a meter innovaciones, y como dice un amigo «los falleros del siglo XXI seguimos vistiendo como los falleros del siglo XVIII o XIX». Queremos que las cosas no evolucionen, aunque el ejemplo que he puesto es un traje tradicional nos sirve de referencia para ver el anclaje de nuestra fiesta, anclaje que se muestra en nuestros monumentos porque a los valencianos les sigue gustando el estilo barroco de las fallas.

Jorge Guarro ¿qué cambiaría de las Fallas?

Yo personalmente de las Fallas nada. Me encantan tal y como están. La gran maravilla de las fallas es que cuando uno entra a un casal se olvida del estatus y de la clase social, se sientan en torno a una mesa un médico, un catedrático, un albañil, un estudiante, una ama de casa, etc. y todos juntos intentan hacer una fiesta.

No soy fallero de casal porque no deja de plasmar la sociedad actual, es lo único que no me gusta de la fiesta, la «germanor fallera» en la que te dan un abrazo con un puñal en la mano. Imagino que ocurrirá lo mismo en otras fiestas con grandes colectivos de personas.

«Hemos perdido la vistosidad de la cremà»

¿Y en cuánto a actos falleros?

Lo único que no me gusta ahora por cómo ha evolucionado es la cremà porque las fallas ya no se queman, se derriten. Tras esa columna de humo negro que no deja ver cómo se queman los ninots, sólo queda una estructura de madera y poco más.

Y metería mano a la ofrenda porque la tenemos que arreglar entre los propios falleros. El tema no se solucionaría quitando a gente, ni yendo más rápido, hay que buscar una solución entre nosotros.

¿Si añadiéramos un día más a las Fallas?

Pues no sería una mala opción, eso ya lo comentábamos mi amigo JJ y yo. Si tenemos en cuenta que a partir del día 10 de marzo las fallas empiezan a tomar forma, podrían estar plantadas el día 14. Simplemente adelantar la plantà sería una solución.

Otra solución podría ser reorganizar algunos actos como hacer una recogida de premios conjunta, mayores e infantiles, así lograríamos ahorrar costes: contratar un autobús un día y no dos, etc.

¿Crees que es necesario un Congreso Fallero?

Yo creo que sí. Las mejoras del Reglamento se tienen que hacer a través del Congreso. No se puede eternizar pero hay que solucionar algunas cosas a través de un Congreso porque la sociedad y la fiesta han evolucionado y el último Congreso se hizo hace 10 ó 12 años por lo que deberíamos plantearnos volver a convocar otro.